domingo, 15 de septiembre de 2013

El gran carnaval


El gran carnaval

Es una película estadounidense de 1951, escrita, producida y dirigida por Billy Wilder. Gracias a su humor irónico, a su visión escéptica de la vida, a su genio, a su sentido para la cámara y a su habilidad para el montaje, Wilder logró desarrollar un estilo propio en el arte de narrar historias. Aunque conocido sobre todo por sus ácidas y crueles comedias, mostró su genialidad en todos los géneros que abordó, desde el cine negro, hasta el drama social.

En esta película Billy Wilder nos muestra hasta qué punto se equivoca la naturaleza del hombre, mostrándonos el lado más oscuro y ambicioso del ser humano. Transmite toda la película de un cinismo y de un humor negro que genera una agobiante sensación de desesperanza ante lo que vemos. Cada uno de los personajes es el fiel reflejo de las peores miserias del ser humano.

Chuk Tatum, probablemente uno de los personajes más cínicos de la historia del cine, es un periodista falto de escrúpulos que para alcanzar el éxito profesional crea un auténtico circo mediático alrededor de un terrible suceso: un desprendimiento de tierra que deja a un hombre atrapado en una mina. Mediante su ingenio y sus artes manipuladoras consigue mantener atrapado más tiempo a la víctima. Así, lo que podría haber sido un rescate de apenas unas horas se convierte en un verdadero espectáculo que logra captar el interés de la audiencia, cada vez más y más interesada en el suceso.
 Wilder ofrece aquí uno de los más duros retratos del egoísmo humano y la crueldad de la sociedad contemporánea; “El gran carnaval” es un vivo ejemplo de cómo las más bajas pasiones, el ansia de fama, poder y dinero, pero también la cobardía, estupidez y lujuria gobiernan nuestros actos.  
                           
Nos hallamos ante una película dura pero impresionante, que hace reflexionar acerca de cuáles son los verdaderos valores de la vida, así como el lugar que en ella debe ocupar la verdad. No solo hace una crítica al poder manipulador de los medios de comunicación y la corrupción del sistema político, sino también a otros estamentos de la sociedad que permiten que se produzca el espectáculo.
                                                                             

Escrito por: Marisabel Pineda Hernández 

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